Cada vez que muero, mueren todas las estrellas.
los árboles lloran, las hojas caen de sus ramas.
Cada vez que muero, pierden sus alas las aves,
brillo los espejos, la luz del día se apaga.
Cada vez que mi alma se pierde
todas las aguas se derraman,
la luz del sol no calienta nada,
no se quieren los que se aman.
El mundo entero deja de existir,
más no debes llorar por nada.
Cada vez que muero, mi cuerpo se vuelve fuego,
mi pelo arde en llamas, y se despliegan mis alas.
Y vuelvo más fuerte volando alto en el cielo,
atrás quedan todas mis cenizas plateadas.
El Ave Fénix canta de nuevo
su canción de la nueva vida.
Los nuevos pasos están por darse
y el pasado pronto se olvida.
El futuro se tiñe de verde,
de esperanza del nuevo día.
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